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SAN SEBASTIÁN DE LOS REYES.- Feria de los Remedios

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SAN SEBASTIÁN DE LOS REYES.- Feria de los Remedios

Puerta grande para los matadores locales


San Sebastián de los Reyes (Madrid). Un tercio de plaza. Arrancaban los festejos de la Feria de los Remedios con un encierro de la ganadería de Buenavista, bien presentado, justo de fuerzas, noble y manejable en general, destacando el quinto.
Gabriel Picazo abrió plaza con un negro, bragado, meano bien hecho, cuajado y noble. Saludó por verónicas al animal, que fue tímidamente castigado en varas. Brindó al respetable, supo entenderlo Picazo, que dibujó alguna tanda importante por el pitón derecho para posteriormente matarlo de una estocada entera ligeramente desprendida, llegando a ser alcanzado en el embroque, en el que el astado le produjo únicamente desperfectos en la taleguilla. Su labor fue premiada con dos orejas.
En el cuarto se fue Gabriel Picazo a puerta gayola, estuvo variado y dispuesto el de San Sebastián de los Reyes, sobre todo con el capote; lanceó con calidad de rodillas y con el capote a la espalda, llegando a propinarle el astado una voltereta sin consecuencias. Pronto se rajó el toro y a pesar de intentarlo el matador fue imposible sujetarlo, por lo que lo intentó sin éxito junto a las tablas. Pinchó en buen sitio para posteriormente dejar una estocada entera caída y efectiva. Saludó desde el tercio la ovación cariñosa del respetable.
Muy dispuesto anduvo también Chechu con el segundo, un toro cuajado, negro, al que tampoco se le castigó en varas y esperó en banderillas. Fue impecablemente liado por Ángel Otero, cuidándolo y evitando todo capotazo innecesario. El astado resultó noble pero soso, sin transmisión. El matador brindó la muerte del toro al público, realizó una faena basada en el pitón derecho, mató de una estocada tendida y dos descabellos, recibiendo una leve petición de oreja y algunas palmas.
El quinto fue otra historia, el mejor de la tarde. También lo esperó Chechu en toriles a porta gayola; noble y justo de fuerzas como sus hermanos de camada, fue a más. Fijo en todo momento en el torero, se empleó en varas. Ángel Otero fue ovacionado en banderillas, dejándose ver y resolviendo con clase, en torero, excelente hombre de plata a mi juicio. Brindada previamente la muerte del negro mulato a Don Felipe Herrero, el torero se mostró voluntarioso en una faena íntegra en los medios de la plaza, junto a la boca de riego. Mató de estocada en buen sitio y fue premiado con dos orejas. Aplaudido el astado en el arrastre.
Al mejicano Juan Pablo Sánchez le tocó lidiar con el peor lote de la tarde. Su primero fue un toro flojo, que se defendía echando la cara arriba enganchando en ocasiones la muleta del matador. A penas dio comienzo la faena de muleta y se paró el toro por completo, obligando al torero charro a abreviar, matando de una estocada entera muy efectiva, siendo silenciado.
Cerró plaza Juan Pablo Sánchez con el toro de más cuerpo del encierro. Parecía que había toro, pero fue cada vez a menos. Al igual que en su primero, estuvo muy por encima del animal el torero, voluntarioso, haciendo bien las cosas, templado, pero no pudo más que pasaportar al animal con una entera. El Presidente del festejo negó la oreja al mejicano a pesar de la mayoritaria petición, quedándose el premio en una vuelta al ruedo.

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