ALMERÍA.- Tercera de abono de la Feria de la Virgen del Mar

ALMERÍA.- Tercera de abono de la Feria de la Virgen del Mar

Morante y Ponce: Genio y Figura

Tercera de abono de la Feria de la Virgen del Mar de Almería, con tres cuartos de entrada se han lidiado toros de la ganadería Parladé, de desigual presentación, aunque correcta, y juego.1º y 5º descastados, pitados al arrastre junto al flojo 3º, 2º noble, 6º soso y el mejor el 4º al que se le dio la vuelta al ruedo.

Enrique Ponce apechugó con un primero que fue muy pitado hasta el tercio de muleta por su falta de raza y blandez, sobre todo en las manos delanteras, fue reservón de salida y el de Chivas lo cuidó mucho tanto en caballo como en banderillas. Anduvo muy fácil con él, sin obligarlo e intentó justificarse a base de pases sin transmisión ni emoción, demasiado hizo el toro por su parte con mantenerse de pie, bajonazo y palmas. La tarde no iba por los mismos derroteros del año anterior hasta que salió el cuarto, bueno, noble, humillador y repetidor, pero... ¿bravo?, yo no lo vi tanto y lo digo porque al final hubo leve petición de indulto, con solo un picotazo del picador y dos pares de banderillas. Ponce lo recibió con elegancia, ofreciendo posteriormente un quite por delantales y la media de remate. Le picó el amor propio y el inicio muleteril se produjo con la rodilla genuflexa, muchas tandas le dio, condiciones del animal lo permitían, basada prácticamente sobre el pitón derecho. Tras unos enganchones iniciales se pasó a la más absoluta limpieza, brazo estirado, mandando, mostrando un dominio de la técnica como solo él y su privilegiada cabeza conciben, no importó el pinchazo antes de meter la espada para obtener el premio que le permitía salir a hombros. Le sobró, pues a estas horas de su carrera así lo exige y por supuesto no lo necesita, los guiños al público para calentar el ambiente y la mirada cómplice al presidente al primer atisbo de petición de indulto.

Cuando Morante de la Puebla quiere, quiere y además hace que los demás le queramos, con el capote al segundo de la tarde simple y llanamente magistral, la media fantástica. Fue el toro al caballo sin ser puesto en suerte y fue bien cogido por Cristóbal Cruz. Realizó un quite por chicuelinas y otra media de ensueño. El comienzo con la muleta se hizo a base de pases por alto, por bajo, molinetes y el de pecho, se iba gustando cada vez más y nos iba gustando a nosotros. Morante estuvo francamente bien, si habría que ponerle algún pero sería el que debería haber bajado un poco más la mano sobre todo al natural, a la hora de matar el astado escarbó y logró una estocada en el famoso rincón, obtuvo una oreja. El que hizo quinto no le permitió lucirse como en el anterior en el capote, aunque lo intentó, no tenía una embestida clara por la derecha, pitón por el que se le coló. Recibió una puya excesivamente larga. Después de la primera serie con la muleta lo desarmó, pero ello no fue óbice para amilanarse, como otras tantas veces sí le ha ocurrido, hoy quería y ante las embestidas con la cabeza alta el torero estuvo aseado y muy a la altura de las circunstancias. Escuchó una ovación.

Al francés Castella le tocó el peor lote, uno flojo y otro soso. A su primero lo recibió con verónicas a pies juntos y sin moverse, remató con dos chicuelinas y la media. Se le dio un leve puyazo aplaudido por el público. Estuvo relajado y pausado, si le bajaba la mano el burel doblaba las manos, hasta que al final de una serie se echó. El matador siempre por encima de su oponente y no otorgando ninguna concesión a la galería. Mató de una entera algo caída y el presidente no consideró mayoritaria la fuerte petición de oreja, llevándose la consecuente bronca posterior. El último de la tarde salió suelto del capote y se empleó en el caballo. Con la muleta el comienzo fue pererista, en los medios, aunque tuvo que acortar distancias, para dar el pase cambiado por la espalda. A pesar de la voluntad y valor demostrado por Sebastián no impidió una faena aburrida, bien es verdad que más por culpa del toro. Cobró una gran estocada y se le pidió la oreja, esta vez sí concedida, pero más bien por la negación anterior que por los méritos del último toro. A destacar de su cuadrilla al pacense Javier Ambel tanto en la brega del primero como en el único par que puso al segundo.