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.CRÓNICA BILBAO

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CRÓNICA BILBAO


Miguel Ángel Perera, la máxima expresión del temple

Se retrasó unos minutos el inicio de la corrida porque la Junta Administrativa quiso rendir honores al maestro Enrique Ponce en agradecimiento a las innumerables tardes de gloria en nuestra plaza y por cumplirse su paseíllo número 55.
El primero de la tarde se llamaba Pandero (colorado salpicado de 540 kilos) y saltó a la arena al tiempo que comenzaban a caer las primeras gotas de lluvia de la tarde, que barruntaban una tormenta que no llegó. Bonita estampa la de los de Alcurrucén, nada que ver con lo lidiado ayer. Este si es toro de Bilbao. Hubo mucho desorden en la lidia del que abrió plaza y el toro, muy suelto de salida, anduvo desconcertado por la cantidad de capotazos que recibió, antes de que Manuel Quinta pudiera ocupar su lugar reglamentario en el ruedo a la altura del tendido 5.
La primera vara la recibió Pandero en el tercio del tendido 4. El resto de la lidia también resultó deslucida y con la muleta Enrique quiso insistir por los dos pitones y rescató algún muletazo de nota pero el animal se le apagó muy pronto y ni al grito de "!Vamos!"  consiguió sacar nada más.
Faena de las de comer pipas, no por culpa del torero sino por las condiciones del toro que huyó a tablas al final de la faena antes de que a Enrique se le fuera la mano abajo en la estocada Rompe-Luna salió en 4º lugar y tampoco protagonizó un tercio de varas muy boyante y un misterio era lo que pudo ver el valenciano en el toro para brindarlo a su público. Pidió calma Enrique después de que le enganchara el engaño en el trasteo de inicio pero lo que vino después no fue sino una sucesión de pases, que no muletazos sin sentido ni argumento porque el de Alcurrucén se rajó con descaro, acabando en tablas y además el de Chiva tardó una eternidad en cuadrarlo para entrar a matar y dejar una estocada caída. El toro fue despedido con una fuerte pitada y Ponce recogió el aplauso cariñoso de su afición, aunque se le vió contrariado.
El segundo, Alcachofito (546 kilos, marcado con el nº 248) salió muy suelto y después de la segunda vara flojeó, eludió la llamada de Franciso Doblado y puso la mirada en el capote de Perera que anduvo espeso durante la lidia en el primer tercio. Quitó Fandiño por gaoneras ceñidísimas. Con la muleta, Perera se marcó una primera secuencia muy ligada, acompasada con la derecha, codilleando. Superior la segunda, al ralentí, con pulso. Con la izquierda, inspiradísimo, sereno, asentado, corriendo la mano, buen toque de muñeca y la muleta barriendo la arena, bajísima. Pero el Alcurrucén se apagaba, Perera le dio aire y con la derecha le alargó el muletazo a media altura y continuó con circulares. Pero el toro ya no tenía gasolina y el motor se paró. Una pena porque apuntaba ser faena de dos orejas por la forma en que Perera lo había entendido en la primera fase de la faena. Lo mató de un espadazo bajo pero fulminante, razón por la que Matías se tomó su tiempo para conceder la oreja que pidió el público aunque tuvo que ceder, dada la unanimidad de la petición.
Se puso en los medios el extremeño para iniciar la faena de muleta al 5º, de nombre Quincallero, con pases cambiados de los de apretar los dientes, impasible... y el de pecho, de pitón a rabo. De nuevo se hacía presente el Perera poderoso y templado de siempre, adelantando la muleta para ligar muletazos largos con un prodigioso toque de muñeca... impecables, perfectos, bellísimos los que codilleaban. Con el temple como máxima expresión de su arte, Perera toreó con despaciosidad a Quincallero, con elegancia, embarcando y dosificando la embestida, inteligente... y sinceramente pienso que su toreo ha sido el mejor de la feria hasta el momento, sobre todo porque no hay manera más gráfica de definir las cosas que cuando se visualizan y si me hubieran preguntado en ese momento por la definición del temple, sencillamente me hubiera referido a la faena de Perera al segundo de su lote sin necesidad de utilizar palabras. Y los que habían empezado el paquete de pipas en el primero y lo tenían a medias en el cuarto, dejaron de meter la mano en la bolsa porque lo que se vió fue realmente digno de no perdérselo. Como se venía a menos el animal, acortó distancias Miguel Ángel , que al límite del desprecio y con una tranquilidad pasmosa se lo pasó por la faja sin inmutarse. Se perfiló y enterró el estoque en el sitio, pero por esos misterios de la lidia, el toro no caía y tuvo que recurrir al descabello certero. Paseó Miguel Ángel Perera su segundo trofeo, satisfecho de haber conquistado al público de Vista Alegre, con el que ha sido el mejor toreo de las Corridas Generales hasta la fecha.
El tercero de la tarde (Barba-azul, nº 1, de 529 kilos) salió huyendo de las cabalgaduras de Pepe Aguado protagonizando un tercio de varas largo y cansino. Le hacía extraños por el pitón izquierdo Barba Azul pero Iván quiso insistir por ese pitón y se colocó donde acostumbra, cruzado al pitón contrario y con la muleta limpia. Se hizo con el toro por la derecha pero le pisó la muleta el de Alcurrucén y la faena se vino a menos. Se lanzó al morrillo como un cañón y dejó una estocada contraria y hubo de recetar dos golpes de descabello.
Con el sexto, de nombre Acosado(532 kilos), no había posibilidad de que Fandiñopudiera darle la réplica a Perera, el de alcurrucén acortaba mucho el viaje y miraba. Toro descastado e incómodo con el que Iván no pudo desarrollar la lidia que le hubiera gustado pese a la voluntad que puso , que generalmente no es suficiente para el torero. La corrida de Alcurrucén, esta vez, no será candidata al tercer azulejo consecutivo como ganadora del premio de la Junta Administrativa a la corrida más completa. Pero lo que sí es cierto es que con un toro de los Lozano vimos el mejor toreo de la feria, que tuvo como intérprete a Miguel Ángel Perera.
Ficha del festejo:
Plaza de toros de vista Alegre. 7ª Corrida de abono. Tarde gris con amenaza de lluvia y tres cuartos de entrada en los tendidos. 6 Toros de la Ganadería de ALCURRUCEN de Toledo con divisa azul celeste y negra. Señal: Hendido en ambas. En tipo, con trapío; mansos 1º y 4º, con dificultades; con buen son para la muleta 2º y 5º pero sin rematar, complicado el 3º por el pitón izquierdo; con genio pero sin fondo el 6º.
Enrique Ponce (de grana y oro); estocada baja, silencio; estocada caída, saludos.
Miguel Ángel Perera (de rojo y oro); estocada baja; oreja ; estocada en la cruz, oreja.
Iván Fandiño (de champán y oro); estoconazo en la cruz, saludos desde el tercio; entera desprendida; saludos.
Incidencias: Un dantzari interpretó un aurresku de honor a Enrique Ponce por su paseíllo número 55 en Vista Alegre.

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