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LAS VENTAS.- Gonzalo Caballero

18:21

LAS VENTAS.- Gonzalo Caballero saluda la única ovación de la tarde
Tarde sin toros, tarde sin emoción

Pues bien, hoy, el protagonista principal falló. No hubo novillos en Las Ventas que diesen opciones a los espadas. Los astados de El Cotillo, ganadería que tomaba antigüedad en Madrid, fueron tan dulces y blandos que terminaron por amargar.Y entonces, es ingrediente, antes citado, que se llama emoción se fue por donde vino. Si es que vino en algún momento.


Adrián de Torres vio silenciada su actuación ante el primero de la tarde. El novillo tuvo bondad pero cierta falta de fondo y transmisión. De Torres, por su parte no ha dejó nada con el capote y tan solo algunos muletazos sueltos en una faena que basó en la mano diestra. Ejecutó al animal con una estocada casi entera y ligeramente perpendicular. Con el otro de su lote, no pudo mejorar el balance de su paso venteño al pechar con un novillo de muy pobre condición que se ha rajó muy pronto, dando signos evidentes de mansedumbre y rehuyendo la pelea.


El mexicano Sergio Flores tampoco consiguió elevar el ánimo de los tendidos en una actuación en la que lo más destacado fue el saludo capotero del mexicano y el momento de quites en el que replicó con chicuelinas y tafalleras un quite de Gonzalo Caballero por gaoneras. En la faena, tan solo dibujó destellos, pero lejos, en todo momento, de alcanzar rotundidad. En el quinto, Flores dejó anotaciones interesantes en el toreo a la verónica con que saludó al animal. Luego, con la muleta, trató de ejecutar tandas en redondo, pero el novillo no ha dio mayores opciones al no conceder más de dos o tres muletazos de embestida franca.


Gonzalo Caballero saludó una ovación por su actuación ante el tercero de la tarde. El de Torrejón se mostró muy dispuesto durante su intervención. Sin embargo, se enfrentó a un novillo noble pero muy flojo, por lo que en ningún momento pudo someterlo de verdad. Tan solo las dos tandas con la diestra en las que acompañó con compás la embestida del animal y las bernadinas de final de faena llegaron con verdadera fuerza a los tendidos. El fallo con los aceros le privó, definitivamente, del premio de la oreja.


En el sexto de la tarde recibió silencio. El novillero estuvo digno aunque sin poder llegar a lucirse. Una vez que el animal se paró, optó por plantear la faena en cercanías para, más tarde, ejecutar a su oponente con un pinchazo y media estocada.

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