CRÓNICA SORIA.- Primera de la feria de San Juan

CRÓNICA SORIA.- Primera de la feria de San Juan
Diego Ventura y Rubén Sanz, puerta grande

Triunfó a lo grande Diego Ventura. Espectacular, poderoso, solvente,... y muchos más adjetivos se pueden aplicar a la actuación del rejoneador Ventura. Destacaron sobre los demás dos caballos, ambos en banderillas;
Nazarí en su primero y Pegaso en la lidia del segundo, eficaz con el rejón de muerte, cortó una oreja de su primero y las dos del segundo tras un clamoroso triunfo.


Debutaba en Soria Ivan Fandiño, y el diestro de Orduña afincado en Guadalajara lo
hacía tras los éxitos de esta temporada en Sevilla y Madrid. Se llevó el único toro imposible del festejo, un toro serio y brutote que se lidió desde el principio de malas maneras. Tuvo que hacer un esfuerzo Fandiño a base de tesón, aguantar mucho, y sobar al toro siempre por la derecha. Todo fue inútil. El sabor de boca que debe quedarle al vizcaino es el de algunos muletazos de calidad, siempre con la derecha en su primero, y el buen trazo del saludo capotero con el que recibió a este mismo toro. Eficaz con la espada en sus dos oponentes cortó la oreja del buen primer toro de su lote. Destacó en dicho toro con las banderillas Jarocho.


Rubén Sanz inició el paseillo doblemente presionado; era su primera actuación de la temporada y además en la plaza de su tierra. Esa presión, tal vez, no permitió que
se acoplase con el toro de Iniesta antes. La buena lidia de brega que realizó el subalterno Miguel Martín permitió atisbar las bondades del toro. La faena variada, con muletazos de calidad, pero aislados no terminó de cobrar vuelo. Tras cuatro pinchazos escuchó algunas palmas.


Su triunfo esperaría al sexto toro. Tras un descuido con el capote que pudo convertirse en percance serio, Rubén Sanz pareció recobrar ánimos y espiritú. Allí llegó su mejor toreo con el capote, tras el cual se impuso una faena llena de destellos y fogonazos artísticos. Especialmente brillante una serie enrabietada por la derecha y un par de naturales excelentes. Cuando el toro comenzó a pararse, Rubén le recetó una buena estocada que le permitió desorejar a su oponente.