Brava, bravísima. Se comían la arena del ruedo, alimañoso alguno. Peleando en los caballos. Transmisión a raudales. Impresionante corrida para no olvidar. Francisco Ruiz Miguel, Luís Francisco Esplá y José Luís Palomar, dos orejas cada uno. Las Ventas en ebullición…¡Señores, la corrida del siglo! Hace treinta años justos, el 1 de Junio de mil novecientos ochenta y dos. Aquella de Victorino y la de hoy, de Cuadri. ¿ Y el público? Aplaudió entonces enloquecido por tan supremo comportamiento de las reses al mayoral. Y hoy, quizás por sentirse testigos de la conmemoración, volvieron a aplaudir al mayoral, también un poco enloquecidos creo. No es el mismo público está claro. Mi abuelo, que tantas veces se puso delante y que tanta fe tenía en el valor que me falta, dijo en aquella ocasión, será difícil ver algo parecido. Un brindis al cielo. Qué razón tenía también al decir, testigo como fue in sito de la cogida fatídica de Manolete , las “figuritas” no querrán lidiar toros con “peligro”. Un minuto de silencio. Que salga el primero.
De Cuadri para Rafaelillo, hondo y muy hecho repite en el recibo. En el encuentro con el caballo el toro mete los riñones. Tres puyazos arrancándose con metros. Complicadito y cortando en banderillas. Se lo lleva Rafaelillo a los medios humillando. En la segunda tanda ya se mueve peor. Le roba algunos pases sin mucho convencimiento ni ganas. Atravesada después de pinchar y descabello. Silencio y sietilvidos.
Castaño recibe a “Aragones” andándole hacia atrás a los medios. Lo pone largo al caballo y empuja con la cara alta. Sacándolo del segundo encuentro, le pierde la cara para pedir el cambio y le sorprende el toro. Una terrible caída doblando el cuello y un pezuñazo en la cabeza, después de una voltereta, aflige a la plaza. Lo entraron en el callejón y casi pierde el conocimiento. Adalid pone un buen par que rubrica la buena feria del subalterno. Agua milagrosa en las cervicales y como un espartano sale a brindar la muerte de la bestia al coso venteño. No me lo puedo creer. Me duele el cuello a mí de pensarlo. Está firme con un toro que no tiene un muletazo entero. Se la juega Javier por los dos pitones pero algo mermado. Cuando el toro empieza a moverse peor, reponer y no pasar, el salmantino decide matar. Tres pinchazos, estocada tendidita y tres descabellos. Lo animan a pisar la enfermería y una ambulancia le impide torear al quinto.
Quedaban dos toros para cada diestro y después de la hazaña de Javier Castaño, la plaza tomo partido por los de Cuadri. El primero de Bolivar se le coló en la primera tanda de muleta. Luego lo obligó consiguiendo que transmitiera. Una tercera serie con la derecha con motor y fijeza. Por la izquierda tiene menos ritmo y se para. Vuelve a la derecha y conduce la embestida más paradita, muy puesta. Pincha y estocada algo caída. Su segundo no se empleo en el caballo y embistió con poca clase. Bolivar lo llevo muy tapado por el derecho intentando bajar la cara. Por el izquierdo no pasaba y protestaba con la cara alta. Estocada casi entera algo perpendicular. Sietilvidos durante la faena y pitos al final. El animal aplaudido.
De los dos que quedaban a Rafaelillo, el primero era de hule. El torero lo sabe y lo machetea sin pasarlo ni una vez. Complicado hasta para matarlo le deja casi media después de pinchar. Aviso y descabello entre un concierto de pitos. El sexto salió con brío e intento saltar la barrera. Lo recibe con una larga de rodillas y el toro lo agobia contra las tablas. Se le da menos en el caballo. Otro buen par de Adalid. En la muleta muy protestón y tardo con la derecha. Por el izquierdo consigue algún muletazo y hay sietilvidos por la colocación. Después de un desarme los pitos se generalizan y hay que finalizar. Estocada. Hoy hace treinta años, casi nada.
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