Sudor y sangre sin justa recompensa
Mario Alcalde ya sabía de antemano que la cita de hoy en Madrid iba a ser la apuesta más importante de su temporada, cuando llevó a cabo la iniciativa de invitar a todo niño que quisiera a este festejo.
Compromiso grande que vio reflejado en su primer novillo, que de salida hizo cosas muy feas como cruzarse un par de veces en el capote, venciéndose además por el pitón derecho. Pero Alcalde no dudó. Montera en mano brindó al respetable consciente de que no iba a guardarse nada en el ruedo.
Es verdad que al principio le costó acoplarse, también porque el viento molestó mucho en el ruedo, pero no acababa de coger el sitio Alcalde en las probaturas. Pero poco a poco fue acertando el novillero hasta que surgió una serie a derechas de notable reposo y quietud.
Al novillo, noblote, sin embargo, había que andarle con seguridad, sin dudas, y ese fue el acierto de Alcalde, que atacó una y otra vez, tirandode las embestidas del de Hoyo de la Gitana, que iba quedándose más corto. Bien Alcalde, muy bien en lo fundamental, asentado y con gusto hasta en eltoreo al natural.
Pero en las bernadinas finales ocurrió el percance. El novillero se quedó debajo y prendió al novillero de forma muy fea, dejándole suspendido en elaire durante varios segundos, en unos momentos de mucha angustia.
Alcalde, visiblemente herido, ni se miró la herida en un gesto de torería y amor propio, yéndose a por la espada. Acertó a la primera, y menos mal,porque al final casi no podía ni quedarse en pie.
Lo que es incomprensible es la falta de sensibilidad del presidente, quehizo caso omiso de la petición de oreja y decidió en un alarde de protagonismo oportunista no concederla. Él sabrá porqué lo hizo, pues había pañuelos de sobra para haberle concedido una oreja que se había ganado a base de sudor y sangre.
Jesús Fernández volvía al escenario donde hace algo más de un mes cayó herido de gravedad. No tuvo suerte el catalán, que apenas pudo mostrar nadamás que voluntad y mucho aguante en su primera faena frente a un novillo áspero y probón, que acabó desaborlándole por completo.
El cuarto fue novillo también correoso y desclasado con el que tampoco pudo hacer nada del otro mundo Fernández a pesar del empeño que puso, en una labor de muchas dudas y marcada también por el fuerte aguacero que empezó a arreciar en ese mismo momento. Lo mejor aquí, la gran estocada que recetó.
El sexto tuvo mal estilo, quedándose corto y volviéndose además por los dos pitones. Fernández estuvo muy tesonero prologando la labor de rodillas y apostando mucho durante toda la lidia, salvándose de la cogida de milagro. Ese fue el triunfo.
Jesús Duque también pasó casi de puntillas por las pocas facilidades que le ofreció su lote. Su primero, de descompuestas y rebrincadas embestidas, no le permitió estar nada más que en los pases sueltos en una faena de poca relevancia, en la que acabó imponiéndose la deslucida condición de suantagonista.
Y el quinto fue novillo noble y sosito, pero con el que tampoco valían confianzas, y con el que quiso mucho el valenciano pero sin poder resolver. Hubo muletazos aislados, sí, pero faltó conjunción. Al final, en un descuido, el astado se lo echó a los lomos, menos mal que sin ninguna consecuencia grave. La impresión de este percance y la eficaz estocada
fueron suficientes para saludar una ovación.
Ficha del festejo:
Plaza de toros de Las Ventas. Un tercio de entrada. Dos novillos -los dos primeros- de Hoyo de la Gitana, tres -tercero, éste como sobrero, cuarto y quinto- de Sobral y uno -el sexto- de Sánchez Fabrés. Encierro bien presentado en conjunto pero sin clase, ásperos y complicados.
Jesús Fernández, silencio tras aviso, silencio y silencio.
Mario Alcalde, vuelta al ruedo que dio su cuadrilla tras petición de oreja en el único que mató.
Jesús Duque, palmas y ovación.
Parte médico de Mario Alcalde: Dos heridas. Una en cara interna, tercio superior del musloderecho con una trayectoria ascendente de 15 centímetros que causadestrozos en músculos aductores. La otra en cara posterior, tercio inferior
de pierna izquierda, con una trayectoria descendente de 15 centímetros que
causa sección longitudinal del tendón de Aquiles desde su tercio medio
hasta su inserción en el calcáneo. Contusiones y erosiones múltiples.
Pronóstico grave. Trasladado a la clínica La Fraternidad.
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