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ALGEMESÍ.- Jesús Duque corta una merecida oreja

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ALGEMESÍ.- Jesús Duque corta una merecida oreja

Miuras descafeinados y con sacarina


Suavones. Dulces hasta empalagar. Nobles como los de cualquier divisa "comercial". Uno tras otro salieron los utreros de Miura con la estampa clásica de la casa pero con las fuerzas más que justas. No era lo que esperaba el público ni lo que esperaban los novilleros. Quizá en el fondo lo desearían, pero seguro que ni en sus mejores sueños les salía una de Miura tan pastueña como la de Algemesí.
Fue una novillada descafeinada y con sacarina. Faltó casta o genio, bravura o mansedumbre, que ni de lo primero ni de lo segundo hubo. Se dejaron pegar pases sin una mala mirada, sin una mala intención, pero también sin emplearse, sin un mínimo de clase en las embestidas. Todo a media altura, a medio viaje y derrotando en cada embroque.
Y quizá esa "toreabilidad" sosa sorprendió a Alberto Durán que, seguramente esperando otras complicaciones, no acabó de acoplarse con el que abría festejo. Al zamorano le faltó compromiso y le sobraron precauciones, y además no estuvo acertado con el estoque.
Mejor impresión dejó con el segundo de su lote, el animal más serio y cuajado del festejo, pero tan flojo como el resto del encierro. Pasaba más que embestía el deZahariche. Le pegó pases por los dos pitones con cierta suavidad, sobresaliendo tres naturales tres ligados y templados. No hubo más.
Lo de Jesús Duque fue una lección de faenas bien medidas. Buscó la intensidad y no la cantidad. Pisó los terrenos con las zapatillas asentadas y la colocación ortodoxa. Mandó en la situación en todo momento y mostró un oficio más que sobrado. Gustó por su firmeza y por el toreo exhibido. Estuvo muy por encima de su primer oponente, que se quedaba muy corto y calamocheaba. Sacó a relucir un temple proverbial y lo despachó de magnífica estocada.
Con una oreja en el esportón salió a redondear con el que cerraba festejo, el de mayor recorrido de la tarde aunque sin la mínima clase. Por el pitón derecho repetía más sus embestidas, pero se quedaba más corto que por el izquierdo. Por eso abundó en el toreo al natural, sin embargo por ese lado el animal no admitía más de tres pases consecutivos. Aún así hubiese cortado el apéndice que le hacía falta para salir a hombros de no haber tenido que utilizar el descabello.

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