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MÉXICO.- Quinta corrida de la Temporada Grande

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MÉXICO.- Quinta corrida de la Temporada Grande

Sinfonía natural de Morante de la Puebla


En el toro que abrió plaza el diestro tlaxcalteca lanceó y quitó con voluntad a la verónica. En la cobertura del segundo tercio, armado de inicio con dos pares de banderillas, clavó el primero en el centro del ruedo haciendo su ya afamado par Monumental y, luego, tras un galleo vistoso, ligó el otro al violín, cerrando con un cuarteo por dentro después de un galleo más, siendo muy ovacionado. Con muleta su prólogo fue cerrado en tablas haciendo su versión del pase del imposible para ligar toreo por alto y un desdeñoso remate. Bueno y relajado ha hecho el toreo derechista. Lo intentó por el izquierdo con pulcritud pero mejor prefirió continuar la labor torera por el lado derecho con temple evidente. Insistió por el natural ayudándose y aunque el astado, noble, no tenía mucha emotividad, terminó con adornos valientes, sobresaliendo la arrucina hasta en dos ocasiones. Mató de estocada muy baja y tendida para tener división de opiniones, con más palmas que pitos.
A su segundo, llamado Caudillo de San Isidro, lo recibió de rodillas en la zona de tablas con tres faroles y otro tanto de largas cambiadas, intercalándolas, y de pie una chicuelina rematada con un recorte, además de llevarlo al caballo por delantales y caminándole al astado de manera vistosa, incluyendo un llamativo quite que terminaba en una caleserina de su propia inspiración y que ya le ha puesto la zapatina. De nuevo con los palos, llevando consigo los tres pares, puso el Monumental en los medios, seguido de galleo, el violín y su personal zigzagueo en la cara del toro para rematar con un cuarteo por dentro para escuchar sonora ovación. Con la muleta ha estado más que torero por ambos lados, salpicando su labor con detalles de pinturería, no obstante la poca fuerza del burel, no de mal estilo pero que se acabó pronto. Con el público dividido de manera incomprensible, Uriel se tiró a matar con verdad para dejar una estocada entera y desprendida volviendo a unir los criterios y por ello serle concedida una más que merecida oreja.
El espada andaluz Morante de la Puebla en el primero de su lote por más que quiso sujetar al astado no logró acomodarse con el capote, sólo un par de esbozos de su gran arte torero. En su turno de quites, José Mauricio lo hizo ceñidamente por gaoneras. En su labor muleteril, a pesar de lo distraído y huidizo del toro, el sevillano trató de hacerse con él, inclusive dándole las tablas, pero sin fortuna. Vamos, que ha sido un ejemplar a contra estilo de este tipo de toreros que gustan del toro que les vaya para poder desarrollar su inspiración artística. Cortó por lo sano y dejó una estocada honda, ligeramente desprendida para dividir los criterios del respetable.
En su segundo, de nombre Chatote de San Isidro, no se acomodó con el capote. Su desarrollo con la muleta lo empezó doblándose para luego no confiarse mucho por el pitón derecho, pero cuando se pasó el engaño a la mano izquierda ofreció una lección tácita y expresamente el toreo reposado, templado y cadencioso, tomando la decisión de continuar por ahí, por ese perfil izquierdo a base de acariciar la arena del gran coso y envolver con su arte al sanisidreño. Y así, una vez desengañado el toro, se dio a torear, ahora sí, con la diestra con enorme clase y calidad inigualable, aromatizando con aires de la sevillana Puebla del Río toda la plaza a través de su esencia torera. Persistió por naturales desmayando la mano en cada lance escarlata para entrar a matar y hacerlo de media estocada entre gritos de ¡torero!, siéndole concedidas las orejas, dando la consabida, aclamada y triunfal vuelta al ruedo para al finalizar la función ser levantado en hombros y así salir por la Puerta de El Encierro.
En el primero que le tocó lidiar, el torero defeño José Mauricio  movió bien los brazos en lances a la verónica y se hizo ovacionar en un quite por chicuelinas. Con la muleta comenzó doblándose y tratando de ahormar las embestidas del emotivo y molesto astado. Bien y con actitud hizo el toreo derechista pero por el izquierdo no fue igual. Volvió entonces por el perfil diestro para templar mejor. Una vez más por naturales sin suerte, por lo que una vez más con la mano derecha siguió valiente. Labor de aliño para concluir, faltándole remate al trasteo y acabar de media estocada en el sitio, siendo ovacionado en el tercio.
Y en el que cerró el festejo se dejó ver empeñoso con el capote, sobre todo en un buen quite por caleserinas. Con la tela roja, Mauricio le caminó de principio al astado de los tercios a los medios de manera oficiosa y artística para después darse a largar pañosa por el lado derecho con templanza y buen trazo en tres series. Con la zurda, aunque lo hizo bien, no tuvo el empaque de lo primero y por ello es que volvió por el derecho a cuajar otras dos importantes tandas, incluidos adorno de impecable gusto. Lo intentó una vez más y mejor a través del pitón izquierdo y al final, de nuevo por el lado derecho, ligó otros lances que se le jalearon. Bernadinas como epílogo y mató de pinchazo y estocada honda perpendicular para ser ovacionado.
Ficha:
Monumental Plaza México. Quinta corrida de la Temporada Grande 2012-2013, ésta con motivo del CII Aniversario de la Revolución Mexicana. Muy buena entrada, con viento molesto por momentos, sobre todo en la segunda parte del festejo. Toros de Jorge María: El primero, bueno; el segundo, complicado y, el tercero, enrazado. Y de San Isidro: El cuarto bueno venido a menos; el quinto, regular y, el sexto, de regular a bueno.
Uriel Moreno "El Zapata": División de opiniones y oreja
Morante de la Puebla: División de opiniones y dos orejas
José Mauricio: Saludos  y ovación

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