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COLOMBIA.- Primera de abono

Manjarréz corta la única oreja en tarde de buenos erales

En la primera del abono caleño, que también marca el comienzo de la temporada grande colombiana, Juan David Manjarréz tocó pelo tras gran estocada, Esteven Espinoza ligó el mejor toreo de la tarde, y  Sebastián Fonseca brilló en banderillas.
Debutaba la nueva empresa, presidida por Alfredo Domínguez, quien ha prometido la reinstauración del “Toro de Cali”. Por ahora, mientras llega este, los erales han honrado su palabra. De seria catadura y enrazado talante los del Alisal y Bengala le dieron importancia al festejo inaugural, que por aguacero previo comenzó con más de una hora de retraso.
Dos castaños y cuatro negros dieron peleas mediales, codiciosas y, como debe ser, con intensos, diversos y emocionantes matices de bondad y dificultad. Destacaron el primero, cuarto y quinto con mayores componentes de nobleza; en los otros predominó la fiereza. Los tres alumnos de la escuela local, fueron a fondo, dando y recibiendo, con distinta suerte.
Juan David Manjarréz, caleño, se llevó dos animales de fija humillada y repetidora embestida que lo pusieron a límite. Al primero, listón, le capeó con gusto, siendo volteado y apaleado sin mella mental ni física, a la salida de un farol. Por la diestra, muy exigido, aguantó las más de las veces, encadenó los viajes, hizo sonar música y se arriesgó mucho en cuatro manoletinas. De frente se tiró cambiando una estocada total por otra cogida y la oreja. Con el cuarto, un bengala de alta calidad, ligó más, tanto de capa como de muleta, y por las dos manos. La cosa tomaba vuelo cuando llegó la otra paliza y cuatro dubitativos pinchazos apagaron la fiesta.
Esteven Espinoza, también paisano, ya comienza a tener cauda electoral. Su espontáneo sentido de  la estética se la está granjeado. Verticalidad, colocación, apostura,  lentitud, mano baja y temple tapan las eventuales ausencias de mando, obvias a su nivel. Así, por la senda de la pinturería, se llevó las embestidas, y tras ellas a la banda y al público gritón. Daba gusto, más con el quinto noble y bravo, que con el segundo que fue a menos, y al cual clavó una estocadón de oreja, pedida y no concedida. Con el  otro, el triunfo fue abortado por un metisaca, una espada en guardia y media estocada, todos administrados con premura imperdonable. Pero la gente no olvidó sus elegantes haceres.
Sebastián Fonseca, se la jugó frente a un lote que superó sus recursos aunque no sus ganas. Lució por gaoneras, en un par al sesgo y en otro al quiebro, con el violento y revoltoso tercero, que de allí en adelante tomó el mando. Los dos estoques delanteros tampoco hicieron méritos. Al sexto, un bello melocotón del Alisal pronto, codicioso y fuerte, el sincelejano le intentó pero no le puedo, y como aceptando su derrota, abrevió y sin lidia le tiró tres cuartos de acero. Qué pesar.
La falta de promoción, la torrencial lluvia, la simultaneidad de un partido clave para el equipo local y la transmisión televisiva del de Real Madrid, quizá expliquen la entrada más baja en la historia de la preferia, pero no consuelan.
Ficha de la novillada.  Plaza de Cañaveralejo. 1ª de abono. Aguacero previo y nubes. Quinto de plaza. Sin picadores, tres erales de El Alisal, 1º, 2º y 6º y tres de Bengala, bien presentados y encastados, aplaudidos 1º, 4º y 5º.   David Manjarréz, oreja, pitos y saludo.  Esteven Espinoza, palmas tras petición y palmas.  Sebastián Fonseca, silencio y silencio.   Incidencias: El festejo comenzó con hora y cuarto de retraso por lluvia.

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